Al final, si logramos “estar ahí, consientes”, nos damos cuenta que lo más hermoso que nos ofrece la naturaleza y rodearnos de la majestuosidad de los árboles, es la posibilidad de estar en paz, en silencio, enraizarnos y en ese estado de bienestar, ir adentro de nosotros mismos y con mayor facilidad encontrar la guía en nuestro corazón y redescubrirnos.
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